8/23/2012

Capítulo 33 / La ejecución


El primero en estrenarse fue el dueño de la casa golpeando a su esclavo con el mimbre, con tal mala leche que, comparado con sus berridos, los gritos de un desollado vivo parecerían meros lamentos de damisela.
Le destrozó el pellejo rápidamente y cuando un segundo amo le dio tres varazos el cabrón se corrió como un mono enjaulado en un zoo.


Todo el cuerpo del esclavo era un entramado de rayas cárdenas sobre un fondo morado y piel levantada, de las que brotaban líneas de sangre.
Y fue descolgado y apartado del resto encerrándolo en una jaula por vaciar los huevos antes de tiempo.
Detrás le tocó al otro esclavo y también comenzó su amo a darle con la vara y al salir las primeras manchas rojas sobre su espalda se corrió, pero continuó otro amo y luego otro y volvió a echar semen por el pito nada más recibir dos trallazos dados por José.
De todos modos cumplió con su amo y se consideró que éste ganaba el premio como azotador de perros viciosos.

A José no le agradaba en exceso ver aquello y se fijó en la cara de sus esclavos, viendo el gesto desencajado y la desazón en Raúl y un cierto deseo envidioso en los ojos de Dani.
Y de inmediato indicó que lo oportuno era seguir con el primer turno de felaciones, ya que todos los amos ya tenían las pelotas congestionadas de dar leña y ver como se habían retorcido los flagelados.

Y así se hizo, empezando la rueda con Dani, que a su manejo de lengua y contracciones labiales no pudo resistirse ninguno y, la muy zorra, a todos los vació antes de que el cronómetro marcase cinco minutos por mamada.
 Con el único que casi rebasa el tiempo establecido fue con su amo, que ya estaba más acostumbrado a las succiones bucales de su puto esclavo.

 Había que tomarse un descanso y nada mejor que una merienda y beberse unas birras charlando de otros temas o comentando anécdotas y casos curiosos de otros amos o esclavos.
Y después de un par de horas las pollas ya estaban cargadas para atravesar paredes y las vejigas repletas para ser vertidas sobre los perros o dentro de sus bocas por si la ansiedad por ser usados les había dado sed.
Cada amo se meó en los de su propiedad y José repartió la meada entre los dos suyos, siempre agradecidos a lo que su amo les daba.

Y el anfitrión colocó a su esclavo con el culo en pompa y se la clavó sin lubricante y a pelo.
Lo folló un buen rato, pero no se corrió.
Sacó la verga del culo del puto y le cedió el turno a José.
La tranca de éste ya era famosa y cualquier esclavo la miraba con codicia y cara de hambre.
Y en cuanto el glande tocó el ojete del perro, el agujero se abrió y casi succionó aquel potente rabo, tragándoselo literalmente.

José le metió una follada de muerte, entrando a saco hasta tocarle el cerebro y el esclavo no soportó la presión de su leche en sus propios huevos y dejó un charco en el suelo.
Pero José la sacó sin verter ni una gota de su semen dentro del condón.
Los otros dos amos si llenaron las gomas con sendas y largas cabalgados sucesivas a lomos del perro y volvió a montarlo su amo y esta vez si le llenó las tripas de esperma.

Hubo que esperar a que el puto soltase la carga de su amo y se la metió José de nuevo y le arreó estopa con más ganas y mucho más fuerte, consiguiendo que el esclavo volviese a correrse como un cerdo sin hacerlo él.
Y entonces dijo; “Me van a estallar los cojones y me voy a aliviar con uno de mis esclavos... Raúl ven y ponte en posición abriendo las patas a tope... Y tú, Dani, mámasela, pero no hagas que se corra hasta que yo te lo ordene.
Y cuando él te llene la boca de leche, te corres tú también.
Quiero que todos vean como puedo sincronizar mi propio orgasmo con el de mis esclavos.

Y así ocurrió.
Todos llegaron a creer que José le rompería en dos el culo a Raúl, pero el chaval sólo se estremecía y temblaba de gusto, separándose las nalgas con las manos para abrir mejor el ano y notar los huevos de su amo casi dentro del culo.
Fue un polvo largo y duro.
Y sobre todo intenso y cargado de morbo y sensualidad.
El vicio y la lujuria le salían por los ojos tanto al amo como a los dos esclavos y cuando resonó la voz de José diciendo “ya!”, aumentaron los gemidos y resoplidos, entre espasmos y electrizantes escalofríos y la única boca que no dijo nada fue la de Dani, que se tragaba la leche de su compañero y manchaba su mano derecha con la suya.
Y la del amo entraba a la vez en el vientre de Raúl para escurrirle luego patas abajo.

Pero no sólo ellos tuvieron un fenomenal orgasmo.
Más de un esclavo dejó una mancha de semen en el piso y hasta un par de amos se la cascaron viendo el espléndido polvo que le metió José a su esclavo.

Y aún quedaban otros dos esclavos por usar.
Uno para ser sodomizado por cuantos más mejor y acto seguido el último que cerraba la fiesta, a punto de ser abandonado a su suerte por su dueño, chuparía las vergas recién salidas del culo de su compañero de esclavitud para limpiarlas.
Mas era preciso otro intermedio y dejar todo eso para después de la cena.
Antes de terminar con el postre, ya esperaba el bonito culo de un joven esclavo a que lo follasen el mayor número de veces posibles y cuanta polla de las presentes fuese apta para hacerlo.


Su amo hizo los honores y se la endiñó sin preámbulos y sin otro interés que dejarle el ano enrojecido y dilatado para que los demás se la hundiesen hasta el fondo, alardeando de que habían llegado más adentro que el anterior.
Fueron pasando uno a uno, primeros los amos repitiendo un par de veces, y a continuación José le ordenó a Raúl que montase al perro, tal y como lo hacía antes con Dani, sin piedad ni el menor cuidado en romperle el esfínter o partirle el culo en dos al puto y jodido chaval, que se estaban ventilando todos sin dolerles prendas por lo que sintiese o sufriese el enculado.

Raúl les dejó gratamente sorprendidos al resto de los señores, no sólo por el calibre y longitud de su verga, sino por la dureza y contundencia al usarla dentro del cuerpo de otro esclavo, ya que más que un vil ser inferior, parecía un amo más usando a su puto para dejarlo preñado y con el ojo del culo como un pimiento morrón, previamente asado al horno.

Y al joven debió gustarle la monta de Raúl porque se corrió al primer escalofrío y temblor que le trasmitió el otro antes de empezar a llenar el condón de abundante semen blanco y espeso.
Y por supuesto, cada polla, una vez desenvainada de la goma cargada de leche, se introducía en al boca del último esclavo que quedaba por usar todavía, con el fin de que las limpiase y las calentase de nuevo para repetir otro polvo en el trasero del otro perro de su amo.
Que, al ser once años más joven que él, no sólo lo había desplazado de la cama de su dueño, sino que también era la causa de que éste quisiese echarlo de su lado, a patadas si era preciso, con tal de no seguir manteniéndolo sin usarlo.

José pensaba que no hay edad ni cuerpo que no resulte atractivo para quien sabe verlo y apreciarlo.
Y mucho más si se usan todos sus recursos y resortes para obtener el mayor rendimiento en el sexo.
Y lo más importante es la relación afectiva entre amo y esclavo o entre dos amantes, porque en eso no cambia la historia sea cual sea la situación y condición de dos seres entregados y entrelazados en el abrazo íntimo de la pasión y con los sentidos avivados por la excitación previa al orgasmo.

Y eso bien lo conocía él, puesto que tanto le tiraba la cama de su amante ya maduro, como los dos jóvenes esclavos, casi críos, que ahora satisfacían ese otro tipo de sexualidad que José necesitaba como amo.

Pero por fin terminó la rueda de sexo y cada amo se retiró a su habitación, solo o acompañado por dos o uno de los esclavos que había traído, según los casos y las ganas que aún tuviesen de seguir la juerga en privado con sus propios medios.

Y a los perros que no fueses a ser usados otra vez por su propietario, se les condujo al establo para descansar sobre la paja que cubría parte de las cuadras.
 José se llevó al cuarto a sus dos muchachos.
Y mientras subían la escalera delante suya como perrillos dóciles que le abren e indican el camino a su dueño, le dijo a Dani, agarrándolo por el culo: “Qué, zorra. Crees que te voy a dejar dormir sin darte un repaso? Pues ya verás lo que te espera aún esta noche... Mañana no te vas a sentar en todo el día ni podrás andar sin ir escarranchado de patas... Entra que este culo va a saber lo que es bueno, so puta viciosa! Lo único que he conseguido con todo este festival de sexo fue excitarme pensando en como me voy a resarcir y disfrutar en grande jodiendo a mis putos esclavos yo sólo y a mi manera.

Que eso es lo que verdaderamente me gusta y me calma esta verga que pide a gritos joder tu precioso agujero y el de este otro cacho cabrón, que se ha lucido como un pavo enseñando a más de uno como se le da por el culo a otra zorra como tú... Para adentro los dos, que ahora empieza nuestra fiesta privada y voy a dejaros la boca y el ano como cuatro amapolas soltando semilla y rezumando savia”.

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