10/06/2012

Capítulo 46 / La conclusión





Con este capítulo se cierra la historia de las aventuras de Dani, un soldadito dueño del mejor culo del ejército, narradas con la habitual maestría de Andreas. Al pie de las páginas encontrarás el índice para acceder a los distintos capítulos. 
stephan

El amo regresó a su pabellón privado con Jar y sus dos favoritos lo aguardaban haciendo que se ocupaban de las tareas encomendadas por su amo a cada uno.

Raúl sonrió viendo al potrillo y se adelantó a darle un beso en cuanto el amo les dijo que se quedaba en la casa y sería un compañero para ellos.
Dani no se movió ni hizo el menor gesto de desagrado o contento al ver al chico, pero se apresuró a comentarle a su señor los asuntos relacionados con el negocio de cara al fin de semana que ya estaba encima, restándole importancia al nuevo favorito que se unía a ellos y a su dueño.

El responsable esclavo, muy en su papel de administrador del hotel, dio cuenta de les reservas efectuadas y que tendrían lleno el establecimiento con amos poderosos y algún sumiso con fortuna que deseaba ser tratado como una puta perra.
Para este tipo de huéspedes, se utilizaban unas instalaciones preparadas al efecto en un edificio anexo a las cuadras que ocupaban los esclavos de los señores hospedados en el palacete que solían venir con más de un puto perro y no siempre los querían en sus habitaciones.


La mayoría de los amos preferían usar a sus putos perros en las mazmorras y salas de tortura donde los castigaban o en las orgías que se montaban para diversión de tan distinguida clientela.
Por ejemplo un banquero suizo había anunciado que traería a cuatro siervos y sólo uno de ellos dormiría en sus aposentos.
Otro aristócrata inglés vendría con dos, pero quería que se le facilitase otro perro para someterlo junto a los suyos y le gustaba descansar solo sin olor ni sentir la incómoda compañía de seres inferiores. 
Los gustos y tendencias variaban tanto como el tipo de amos que visitaban el hotel para darse gusto al cuerpo con sus vicios y hábitos perversos.

José escuchó a su esclavo y le dio algunas pautas a seguir sobre los temas que le había comentado, pero sin darle más audiencia dijo mirando a los tres esclavos: “Sois un trío perfecto. Creo que el potrillo es el complemento que faltaba en al casa porque es alegre y está lleno de vitalidad, aunque no tan inocente como parecía... Y vosotros dos le enseñaréis como ha de complacerme mejor. Sobre todo tú, Dani, que no hay quien te gane a la hora de agradar y encoñar a un macho pegándolo a tu culo con la polla en ristre...Y tú, Raúl, le vas a enseñar como ha de poner el culo para que yo disfrute más del suyo... Ve y prepárate para que te folle y vea como gozamos cuando te monto... Y ahora siéntate al lado de Dani y descansa un poco, Jar. Y pon atención para ver bien como le doy por el culo a Raúl... Que más cosas tienes que decirme, Dani?”

El esclavo, remordiéndose por dentro, comenzó a contarle a su amo otras novedades.
Y una de ellas era que le había llamado el general y vendría el viernes por la tarde a pasar el fin de semana con José y sus esclavos.
En realidad solía ir al hotel con frecuencia y, por supuesto, disponía de una suite dentro del pabellón privado de José en la que se albergaba y disfrutaba de la compañía de un buen macho que le satisfacía todos sus deseos y apetitos sexuales.
Normalmente lo atendía un joven mulato de treinta y tres años, con un cuerpazo de escándalo y un instrumento de tantos o más centímetros que los años que llevaba sobre la tierra el jodido ejemplar.
 
Era una bestia folladora y podía dar de mamar a un regimiento con toda su oficialidad al frente, incluido el general. Que en este caso lo gozaría en exclusiva, no por una cuestión de galones, sino porque le daba la gana a José, que era el amo del dotado animal y al general le hacía mearse de gusto con sólo verle la verga colgando.
Puesto que cuando se le ponía tiesa ya era la hostia y hasta se cagaba de placer el militar.



Y Dani le dijo al amo: “Lo malo, señor, es que también viene ese magnate del este, muy rico, y siempre pide que le mandemos al mulato”.
José se puso a pensar y contestó: “No hay que darle opción a ello. Antes de que diga nada, como un detalle hacia él y a modo de primicia, le envías al negrazo que compré recientemente y al verle el cacho pollón que se gasta el puto bruto, no creo que se acuerde del pito del mulato. Deben tener una envergadura parecida pero éste tiene más cuerpo. Y eso le va a gustar al cabrón ese. Y se le dice que es un espécimen de características muy definidas, como comprobará nada más verlo en pelotas, por lo que usarlo le saldrá más caro... Hay que amortizarlo y ese tipo está demasiado forrado para privarse de un capricho... Incluso cuanto más pague más le gustará a ese millonario, que en el fondo no es más que un nuevo rico de mierda... Alguna otra cosa?”



“No, amo”, respondió Dani.
Y el esclavo se atrevió a añadir mirando al potrillo: “Donde dormirá el chico, amo?”

José miró fijamente a su esclavo y le contestó: “Unas noches en mi cama y otras en el dormitorio que compartes con Raúl y desde ahora con él también. Mis esclavos tienen que estar juntos y quererse entre ellos, porque me gusta teneros a mano por si deseo usaros a los tres o al que me salga del los huevos... Mírame a los ojos cuando te hablo, Dani... O tendré que estar arreándote hostias a todas horas?”
“Perdona, amo”, se excusó Dani.
Y José dijo: “Bien. Voy a pasártelo por esta vez. Y ya son demasiadas veces las que te perdono... Tú serás quien enseñe a este chiquillo a ser tan buena zorra en al cama como tú. Y procura que aprenda rápido, porque tengo ganas de disfrutar a tope con este esclavo”.
“Sí, amo”, respondió Dani.

Al rato ya estaba Raúl preparado para entregarse a su amo y servirle de perra para montarla y que el potrillo viese como le gustaba al señor que sus esclavos pusiesen el culo para ser follados por él.
Dani, callado, miraba a su dueño sin parpadear, como si en esa habitación sólo estuviesen los dos y ni Raúl ni el potrillo existiesen en ese momento.
Para Dani eran invisibles y solamente estaban presentes su amo y él.

José se acercó a Raúl y tras dar una vuelta a su alrededor le atizó dos palmetazos en los glúteos, como a un caballo se le da en las ancas antes de ensillarlo, y dijo: “Jar, mira que nalgas y que lomo tiene este puto muchacho. Es duro como la piedra y fuerte como un roble. Estas patas resisten el peso de dos hombres de mi tamaño, pero sólo lo monto yo. Es mío y sólo yo cabalgo sobre él . Dani y tú también lo sois, pero, a parte de mí, solamente él puede montaros si yo lo deseo. Porque también es un gran macho... Ya has visto como cubrió a Ivan, así que no tengo que explicarte nada más sobre eso... Y ahora atento a lo que hace Raúl y como me proporciona placer en mi polla... Mámamela de rodillas, Raúl”.


Y el chico se postró delante del amo y agarró con sus manos la verga del dios para adorarla dentro de su boca.
Jar miraba asombrado el tamaño y calibre de la polla del amo y como Raúl se la tragaba entera y la succionaba como si nunca hubiese tenido otro alimento que ese gordo y jugoso trozo de carne que le llegaba a la garganta.
Las babas caían desde los labios del esclavo, compitiendo con las que soltaba su capullo, y el amo le ordenó levantarse y darse la vuelta.

El instante de la monta había llegado y el chico se dobló, abriendo las patas y separando las nalgas con ambas manos, y su dueño lo calzó de un sólo empujón, penetrándolo hasta el fondo.
Raúl siempre sentía una punzada aguda dentro de su cuerpo en el momento que el capullo le entraba con fuerza, pero se transformaba en un goce supremo al devolverle el cerebro esa sensación convertida en el placer que disfrutaba su amo al clavársela de golpe.
El galope del amo alcanzaba mayor intensidad y ritmo y la carne del chico enrojecía con el muslamen de su señor chocando contra sus nalgas en cada empellón que le daba para incrustarse más dentro del culo del muchacho.

Jar veía aquello con pasmo, como temiendo que su dueño fuese a reventar al esclavo, pero tanto los ojos en blanco de Raúl, como la abundante segregación de su cipote, absolutamente empalmado y brillante por la presión de la sangre acumulada en el glande, le hacían comprender que la montura se lo pasaba tan bien como el jinete.

El potrillo, cachondo perdido y sin pensarlo, echó la mano a su pene duro y erguido y Dani se la detuvo mirándolo fijamente y le dijo: “Ni se te ocurra tocártela! Eres suyo y solamente existes para su placer. No malgastes ni una gota de tu leche, porque toda la produces para dársela a nuestro amo como el quiera tomarla... Mira, aprende y aguanta sin dejar que tus huevos se vacíen inútilmente. Ya no eres tú, puesto que en nosotros solamente vive él y todo le pertenece... Agarra con fuerza mi mano y disimula el temblor que te causa el ansia de ocupar el puesto del que está siendo usado por nuestro dueño... Ya te llegará el turno si el amo lo desea. Y porque él lo quiere y para que goce más, haré de ti la mejor perra que pueda tener en su casa”.

Jar, sintiendo la preñez de su amo en el vientre, se aferró a la mano que le tendía Dani y sus ojos le agradecieron los consejos con una sonrisa.
Ambos muchachos asistieron a la eyaculación del amo y el esclavo inquietos por dentro, pero reteniendo los nervios para aparentar por fuera una satisfactoria calma que complaciese a su señor.


José le habló al potrillo: “Has visto bien como se abre la perra para que la monte el amo? Te has fijado como gime y se estremece al notar dentro de su barriga la leche de su señor? Te diste cuenta como separa las patas traseras y su agujero se dilata para que mi verga se deslice entrando y saliendo hasta que llegue al orgasmo y eyacule en un delirio de placer? Pues tú lo harás a un mejor porque tienes madera de potra para servirme como deseo. Tan sólo con desvirgarte ya me diste un enorme placer, porque naciste para el sexo y ser el delirio de un macho. Dani te enseñará todo lo que debas aprender para satisfacerme mejor... Y ahora vete con Dani y Raúl a lavaros para cenar e ir dormir. Descansa hasta mañana junto a Raúl, porque esta noche sólo dormirá Dani conmigo”.

Ya en la cama, Dani buscó el cobijo de su amo y éste lo acogió entre los brazos y le besó la boca.
El esclavo se derretía al calor del dios que le devolvía la calma con la fuerza del abrazo y los besos sin fin que le daba, pero necesitaba sentirse poseído por su dueño.
Ser amado por el hombre que adoraba y saber que lo albergaba en su corazón como siempre, sin merma por tener que hacerle otro sitio a Jar.
El amo le habló en voz baja, pegando la boca a la mejilla del chico, y le dijo: “Dani, has disimulado bien tu miedo y la contrariedad que tenías dentro de tu alma esta tarde. Sé que has sufrido enormemente, pero sabes supeditarlo todo al interés de tu amo. Y el adiestramiento de Jar me interesa y tú vas a ayudarle en todo para ser un buen juguete sexual para mí... Con esto no digo que solamente vaya a significar eso para mí y no llegue a amarlo como a vosotros dos. Sabes que será así. Pero también sabes que a ti te amo de distinto modo y que nunca serás lo mismo que ellos. Tú eres mi soldado. El crío que me encandiló desde que te vi en aquel maldito campamento donde estabas de maniobras. Y aún hoy sigo prendado de tus encantos y de tu forma de ser. Es cierto que te castigo más que a ellos e incluso puedo parecer cruel contigo, pero tú y yo conocemos nuestros anhelos y como nos gusta hacer el amor entre los dos... Me excito tan sólo con pensar en ti y aún más si lo que veo en mi mente es tu maravilloso culo de zorra... Esta noche debería dormir porque el potrillo y Raúl me han dejado cansado, pero no te quedarás sin tu porción de placer. Y la verdad es que siempre consigues que sea la más intensa y duradera. Sabes hacerlo muy bien. O quizás me tengas encantado con algún conjuro, porque a veces creo que eres una puta bruja que me has dado un bebedizo para teneme colgado de tu ojo del culo... Dani, creo que si de alguien no podría prescindir es de ti... Ponte de lado para metértela y quedarnos así, sin hacer nada. Solamente para estar unidos y que me sientas físicamente dentro de tu ser”.

El esclavo se giró y el mismo sujetó la polla de su amo y se la hundió en el culo, apretándolo luego para notarla en todo su grosor y tamaño.
Y le dijo a su dueño: “Amo, sólo vivo para servirte y sin ti no tendría sentido que aún estuviese en este mundo. Nací para ser tuyo y cada cual tiene un destino determinado y el mío es ser tu esclavo de por vida... Te amo sobre todo y ante todo y conozco tu generosidad mejor que nadie para saber que en tu corazón hay lugar para tus tres esclavos sin estorbarse ninguno... Si pudiese permitirme un deseo, sería que nos usases juntos y gozases de los tres hasta hacernos perder el sentido...Y no tienes que obligarme a quererlos a ellos, ya que a Raúl siempre lo quise y el joven potrillo en el fondo me gusta como es y lo quiero también. Temí su competencia, pero ahora sé que con él entre nosotros me darás más caña que antes todavía. Puede que mi culo llegue a pedirte clemencia y algo de descanso, señor”.
“Eso no te lo crees ni tú, so puta!” respondió el amo y prosiguió: “Eres tan vicioso que cuanta más verga te de más querrás. No te conoceré yo, zorra!, Antes que tú te canses de que te la meta, mi polla se habrá despellejado... Me has puesto cachondo y te vas a enterar de como te deja el ojete mi rabo... Serás loba, puta!”.
“Lo soy, amo, y sé que me darás lo que merezco”, dijo el esclavo.

Y los otros, que ya dormían, se despertaron al oír los quejidos que soltaba Dani al pellizcarle y retorcerle los pezones el amo y el retumbar de los sonoros azotes que le daba, mientras lo follaba con la misma furia e ímpetu del toro bravo que enviste el capote al salir a la arena de la plaza deslumbrado por el brillo del sol.

Y el amo le gritaba: “Siempre serás mi mejor puta, cabrón! Pero esta noche te rompo el culo por perra! Mi pequeño soldado, te quiero y eres la medida justa de mi polla para hacerme gozar salido como un macho cabrío jodiendo a mi zorra preferida”.


Y el muchacho estaba seguro que eso era verdad y su amo se deshacía en semen, con los pelos del cuerpo erizados de lascivia, cada vez que se la metía por el ojo del culo para follarlo vivo, aunque disfrutase también con sus otros esclavos cuando los montaba llenándolos de lujuria.

10/03/2012

Capítulo 45 / La cuadra


El amo habló sereno y con calma y dijo: Raúl, vete y lávate y que también lo haga Ivan... Y tú y yo (dirigiéndose a Jar) vamos a charlar un rato con tus amigos y así veo como los cepillas y me entero que les cuentas y que te dicen ellos a ti... Anda entra en las cuadras y no llores, que no pasa nada ni estoy enfadado contigo”.


Jar se limpió las lágrimas y dijo: “Sí, amo... Quiero servirte como Ivan, pero nunca hice eso y me asusta que me duela mucho. No entiendo como puede entrar algo así en un agujero que es pequeño. Y Raúl la tiene muy grande, amo! Crees que podría entrarme algo así?”.
José sonrió y respondió: “Sí. Claro que te entrará porque eso se dilata y se abre. Lo mismo que puedes cagar churros gordos, también te entrará una polla aparentemente más gruesa que ese orificio. Igual que se abre para una cosa lo hace para la otra”.

El chico puso cara de comprender lo que le decía el amo y contestó: “Sí, amo... Pasa lo mismo con los caballos que la tienen enorme cuando le sale toda para fuera y se hace más gorda que el agujero de la yegua. Y, sin embargo, les entra entera como le pasó a Ivan con la de Raul”.

El amo afirmó con la cabeza y pensó: “No sabes bien lo que te va a entrar a ti por la boca y el culo. Va a ser mejor que no la veas antes de tenerla dentro por primera vez o te cagarás de miedo. Pero me gustas mucho y me pones muy caliente. Y vas a recibir buenas dosis diarias para que en poco tiempo la tragues sin ningún problema. Igual que lo hace Dani. Vas a ser mi segunda zorrita, porque Raúl es un macho aunque lo folle y me saque la leche casi tan bien como Dani. Y pronto te la meterá él también, aunque sólo sea para joder al otro que es un puto ansioso y un celoso al que le revienta que otra perra se tumbe a mis pies y sea el tercer culo que me caliente la verga cada noche. Pero tú mi querido potrillo desde ahora vas a cepillar y lustrar mi polla y sólo visitarás los caballos conmigo por si alguna de estas bestias se encela como yo y te cubre. Pero ahora van a saber quien es el garañón dominante en esta cuadra con derecho a montar al mejor potrillo de mi yeguada”.

Y José le habló al chico: “Cuál es tu preferido?  Este alazán? Siroco es el semental de mejor raza. Bronco y fuerte, indómito y difícil de montar. Pero todo un pura sangre... Además es muy hermoso. Mira como le gusta a Brisa. Esta yegua torda también es la más pura de toda la yeguada, con una bonita capa y ligera y fina como su nombre. El sabe que la cría que lleva dentro es suya y ella espera orgullosa que se parezca al padre si es un macho. Aunque si es hembra, será tan veloz y ágil como la madre...Tú eres de color canela y hueles a frutas frescas llenas de jugo dulce. Muchacho presiento que el placer que vas a darme será intenso y ardiente como el sol de la tierra que te vio nacer... Acaricia al macho en la frente y háblale...Cuéntale lo que sientes al estar conmigo y lo que vayas notando cuando empiece a besarte el cuello y los hombros... Así... Posándome en ti suavemente para ir bajando por tu espalda y jugar otra vez con tus nalgas y ese agujero por donde voy a entrar en tu cuerpo... Háblale al caballo y dile si tu amo te hace gozar o te duele cuando te penetre. No dejes de tocarlo ni decirles lo que pienses y ellos verán como tu dueño te va a poseer todos los días del resto de tu vida”.

Jar apretó la espalda contra el pecho de su amo y pasó su mano por la cara de Siroco.
Y acercando la mejilla a la boca de José, le habló a sus amigos: “Ya veis como tenía razón y nuestro amo vendría a besarme y a darme algo más que caricias y sacarme la leche por la polla. No sabe que lo espero y deseo desde que vi por primera vez como te subías sobre ella y le metías todo eso por detrás. Hoy vi como lo hacemos nosotros y es casi igual. Lo que pasa que uno hace de macho, como tú, y el otro de hembra como Brisa. Y yo quiero ser una hembra para nuestro amo. A todos os contaba como me dolían los huevos y la verga al no poder ponerse tiesa y dura por estar encerrada. Y mucho más cuando pensaba en vosotros y soñaba en que él me agarraba por detrás, como ahora, y me taladraba hasta meter su polla por el único agujero que tengo detrás. Os leía muchas cosas en los libros que me daba y de ellas aprendí que lo único que deseo es servirle y amarlo con toda mi alma... Y ser suyo para siempre aunque me duela y me rompa el cuerpo al clavarse en mí. Sólo me metió un dedo y me corrí. Y luego me acarició el agujero con la lengua y no pude evitar volver a soltar leche por el capullo. Pero no se enfadó ni me pegó como otras veces lo hizo aquí mismo ante vosotros. Y de sobra sabéis que siempre fue porque lo merecía y que yo lo agradecía porque podía sentir sus muslos y su pene pegado al mío. Y me excitaba mucho ya que siempre me azotó sin tener la jaula puesta en la polla y nunca le manche los pantalones, porque hacía esfuerzos para que sólo saliese babilla. Pero esta tarde, al meterme el dedo si le pringué las piernas y le ensucié las botas, que aún tienen restos de mi semen ya seco... Pero si me deja se las lustraré con mi lengua, porque el no puede ir sucio por culpa de un esclavo”.

El muchacho se inclinó hacia delante ofreciendo el culo al dueño y continuó: “Los libros enseñan mucho y te hacen pensar. Y el amo dice que sólo soy un potrillo. Y, sin embargo, ya hace más de un año que siento como un caballo ya hecho y capaz de que me monte. Porque ya os conté que después de cada zurra y ordeñarme, el ardor en las nalgas me recordaba el bulto de su verga bajo los pantalones, pegada a la mía, y volvía a dolerme muy fuerte ahí abajo. En las bolas y en el capullo que no podía levantarse, pero se hinchaba contra la jaula. Y yo quería que volviese a pegarme y tumbarme sobre sus rodillas para sentir su polla en la mía otra vez”.

José besó al crío tras la orejas y musitó: “Mi pequeño potro, has tenido que aguantar una prueba muy dura par tu edad. Pero ya se acabó tu forzada castidad y tu polla estará erguida a todas horas y tendrás mi verga y mi leche cada vez que me la pongas tan dura como ahora. Y creo que eso va a ser muy frecuente, porque el tacto de tus nalgas me vuelven loco. Y seguiré azotándote el culo, pero, en lugar de ordeñarte, te follaré después, excitándome más con el calor de tu carne colorada”

El potrillo volvió la cabeza hacia atrás y prosiguió mirando al amo: “Sus besos son calientes y al mismo tiempo refrescan mi calentura. Su voz me llega como un soplo ardiente y en lugar de quemar mis oídos me calma y me serena el ansia que me come el estómago. Mi amo es fuerte y sabe acariciar como si una pluma se deslizase por mi piel. Y cuando me aprieta contra él me deshago de gusto lo mismo que cuando me zurra en el culo”.

El amo se agachó tras el chaval y éste añadió mirando de frente a Siroco: “Ahora sus dedos soban mis ancas y buscan mi agujero... Y yo me abro de patas, como hizo antes Ivan, para que pueda tocarlo mejor y vuelva a meterlos en el ojo del culo. Esta vez no me quejaré ni saldrá un sólo grito de mi boca... Hum... Esta vez, ya los tengo dentro y me gusta... Primero fue uno y... ya tengo dos que se mueven y entran y salen, tocándome algo ahí dentro que me hace temblar y me estremece de placer... Ahh... Pero no me saldrá la leche porque tiene que entrar él y follarme hasta que me deje lleno como Raúl a Ivan y nos agitemos y él jadee y yo gima y temblemos los dos al mismo tiempo, corriéndonos juntos como hicieron los dos esclavos... Siroco deja que te abrace porque la lengua del amo me hace volar y no sé si podré aguantarlo mucho tiempo más”.

José se incorporó y le habló muy quedo al chico: “Me pones muy caliente oliéndote y rozándome contra tu cuerpo y aunque no quiero hacerte daño, voy a desflorarte ya, aquí mismo, junto a estos animales a los que has peinado con tanto cariño. Y si sientes dolor, agárrate fuerte al cuello del semental y piensa que todo esto es para que puedas servirme como yo deseo. Sí, Jar... Y cuando me sientas dentro, reclínate sobre mi pecho y deja que te lleve a la cima del mundo para alcanzar las estrellas clavado en ti ”.

El muchacho ardía en su propia pasión y sólo hizo una mueca al notar que algo grande forzaba su ano entrándole despacio en el cuerpo.
Sin darle tiempo a recuperarse de la sensación, el amo se la sacó y sus dedos pringaron el ojete del chico con más saliva y rápidamente le beso la boca y empujó más fuerte metiéndole la verga hasta el fondo.


Jar sólo se daba cuenta que la lengua de su amo y la suya estaban pegadas dentro de su boca e instintivamente se abrió dilatando el esfínter y todo el cacho de carne endurecida y palpitante de su dueño se encastró en su carne, sintiendo como dos grandes cojones le golpeaban el culo.
Y les dijo a sus amigos los caballos cuando pudo volver a respirar y le dejó libre la boca su amo: “Ya... Ya está dentro de mí... Brisa es enorme... No tanto como la de Siroco, pero es muy grande y muy gorda... Me siento lleno y noto que casi me llega hasta el ombligo... Y sólo me dolió al entrar!... Ahora me gusta y me da como escalofríos cuando empuja el amo y la mete cada vez más dentro de mi culo... Es igual que como tú me decías, Brisa... Igual y no quiero que pare ni termine nunca... Ahhhh... Quiero estar clavado en mi amo para siempre... Ahh... Amo... Ahh”.

Jar, agarrado al cuello del caballo y reclinado sobre el amo, cerraba los ojos y hundía los dedos en las crines de Siroco intentando no disfrutar con tanta intensidad el placer que le subía desde el recto hasta las sienes e impulsaba su semen hacia el orificio de la uretra, porque no podía retener el orgasmo que crecía en su vientre alcanzando cada terminación nerviosa de su organismo.
El amo gozaba como un potente semental sobre una joven potranca en celo y madura para preñarla, sin darle resuello ni descanso a su verga, que no paraba de bombear dentro de las tripas del chico como el émbolo de una máquina, acelerando sin parar el ritmo de la tracción.

Y se produjo la eclosión de su capullo colmando de esperma el vientre del chaval, que ya se había corrido unos minutos antes que su amo, pero le seguía latiendo y babeando la polla, apuntando hacia el cielo todavía.
El potrillo fue el capricho de un jeque y ahora ya era otro joven puto para deleitar a su amo.
Pero para su fortuna no sería un esclavo más que engrosaría la cuadra del amo después de haberlo catado y probado.
Jar pasaría a ser uno de sus esclavos exclusivos.
El tercero que tendría el privilegio de ser usado en la cama de su señor y hasta dormir muchas veces en su compañía.
Tendría el regalo de coger el sueño calentando en su recto la verga de su dueño y, con frecuencia, recibiría un polvo en medio de la noche que lo despertaría gozando el placer de ser usado por su señor, para poder descansar mejor al aliviar la carga de sus cojones dentro de su cuerpo.

Posiblemente Dani lo llevaría mal y no lograría disimular su disgusto, pero terminaría admitiendo al chaval y tendría que quererlo como su propio amo si quería complacerlo y no provocar su ira y recibir un duro castigo.
La generosidad y paciencia de José siempre tenía un límite y Dani lo sabía mejor que nadie.
Con Raúl no habría ningún problema, puesto que desde el principio le gustó el chaval y su culo tiraba de su parte de macho.
Raúl estaba convencido que no tenía que esperar mucho para que su amo lo follase al mismo tiempo que él le daba por el culo al potrillo. Y eso tenía que ser la hostia!
Casi igual que cuando se la metía a Dani montado por su dueño y con su verga empotrada en el culo para marcarle la pauta de la follada.
Las cachas de Jar eran pura tentación libidinosa para cualquier macho que sabe como cubrir a un joven fogoso y con ganas de sexo y polla.

Y el amo le preguntó al chico: “Te duele?”
Y Jar respondió: “Ya no, mi amo... Pero aunque me doliese mucho, me siento feliz con todo eso dentro. Y si tú lo quieres, házmelo otra vez antes de irte”.
José apretó el cuerpo del crío con los brazos, como si lo abrazase un gran oso, pero sin estrujarlo ni romperle los huesos, y con sus mejillas obligó a que el chico le diese la boca para morrear sus labios, comiéndolos a besos.

Jar era un bocado demasiado exquisito para no repetir otra vez.
Uno de esos manjares que cuanto más comes más te apetece y te da la impresión que te ha creado adicción a su sabor y textura en el paladar.

El amo se rió y le dijo al muchacho: “Tiene que recuperarse porque me la dejaste desinflada y con los huevos vacíos. Ya veo que la tuya no se cansa y sigue tiesa como un palo, pero no me iré sin ti, puesto que ahora estarás siempre con Dani y Raúl si no estás conmigo a solas. Y en cualquier caso nunca te dejaré muy lejos de mí. Ya eres el tercero de mi harén privado y ahora descansaremos un rato, pero antes de irnos te enseñaré en toda su plenitud lo que te he metido por el culo. Luego me la chuparás y te la volveré a meter para joderte otra vez y llevarte a casa con la barriga repleta de leche. Porque hoy no la expulsarás y la tendrás dentro hasta mañana. Quiero fecundarte con mi esperma y tienes que mantenerlo dentro de ti el mayor tiempo posible. Así que no podrás ni cagar ni cascarte un simple pedo por si te sale mi leche por el ojete. Supongo que tendrás la barriga incómoda con la que te metí, pero vas a soportar esa sensación y los retortijones que notes cuando te vuelva a llenar dentro de poco tiempo... Eres muy valiente y has puesto el culo como un verdadero macho”.

Jar sonrió satisfecho y empezó a imaginarse la maravillosa vida que tendría junto a su amo desde ese momento, dándole todo el placer que él quisiera tomarse usándolo como le pareciese mejor.