10/03/2012

Capítulo 45 / La cuadra


El amo habló sereno y con calma y dijo: Raúl, vete y lávate y que también lo haga Ivan... Y tú y yo (dirigiéndose a Jar) vamos a charlar un rato con tus amigos y así veo como los cepillas y me entero que les cuentas y que te dicen ellos a ti... Anda entra en las cuadras y no llores, que no pasa nada ni estoy enfadado contigo”.


Jar se limpió las lágrimas y dijo: “Sí, amo... Quiero servirte como Ivan, pero nunca hice eso y me asusta que me duela mucho. No entiendo como puede entrar algo así en un agujero que es pequeño. Y Raúl la tiene muy grande, amo! Crees que podría entrarme algo así?”.
José sonrió y respondió: “Sí. Claro que te entrará porque eso se dilata y se abre. Lo mismo que puedes cagar churros gordos, también te entrará una polla aparentemente más gruesa que ese orificio. Igual que se abre para una cosa lo hace para la otra”.

El chico puso cara de comprender lo que le decía el amo y contestó: “Sí, amo... Pasa lo mismo con los caballos que la tienen enorme cuando le sale toda para fuera y se hace más gorda que el agujero de la yegua. Y, sin embargo, les entra entera como le pasó a Ivan con la de Raul”.

El amo afirmó con la cabeza y pensó: “No sabes bien lo que te va a entrar a ti por la boca y el culo. Va a ser mejor que no la veas antes de tenerla dentro por primera vez o te cagarás de miedo. Pero me gustas mucho y me pones muy caliente. Y vas a recibir buenas dosis diarias para que en poco tiempo la tragues sin ningún problema. Igual que lo hace Dani. Vas a ser mi segunda zorrita, porque Raúl es un macho aunque lo folle y me saque la leche casi tan bien como Dani. Y pronto te la meterá él también, aunque sólo sea para joder al otro que es un puto ansioso y un celoso al que le revienta que otra perra se tumbe a mis pies y sea el tercer culo que me caliente la verga cada noche. Pero tú mi querido potrillo desde ahora vas a cepillar y lustrar mi polla y sólo visitarás los caballos conmigo por si alguna de estas bestias se encela como yo y te cubre. Pero ahora van a saber quien es el garañón dominante en esta cuadra con derecho a montar al mejor potrillo de mi yeguada”.

Y José le habló al chico: “Cuál es tu preferido?  Este alazán? Siroco es el semental de mejor raza. Bronco y fuerte, indómito y difícil de montar. Pero todo un pura sangre... Además es muy hermoso. Mira como le gusta a Brisa. Esta yegua torda también es la más pura de toda la yeguada, con una bonita capa y ligera y fina como su nombre. El sabe que la cría que lleva dentro es suya y ella espera orgullosa que se parezca al padre si es un macho. Aunque si es hembra, será tan veloz y ágil como la madre...Tú eres de color canela y hueles a frutas frescas llenas de jugo dulce. Muchacho presiento que el placer que vas a darme será intenso y ardiente como el sol de la tierra que te vio nacer... Acaricia al macho en la frente y háblale...Cuéntale lo que sientes al estar conmigo y lo que vayas notando cuando empiece a besarte el cuello y los hombros... Así... Posándome en ti suavemente para ir bajando por tu espalda y jugar otra vez con tus nalgas y ese agujero por donde voy a entrar en tu cuerpo... Háblale al caballo y dile si tu amo te hace gozar o te duele cuando te penetre. No dejes de tocarlo ni decirles lo que pienses y ellos verán como tu dueño te va a poseer todos los días del resto de tu vida”.

Jar apretó la espalda contra el pecho de su amo y pasó su mano por la cara de Siroco.
Y acercando la mejilla a la boca de José, le habló a sus amigos: “Ya veis como tenía razón y nuestro amo vendría a besarme y a darme algo más que caricias y sacarme la leche por la polla. No sabe que lo espero y deseo desde que vi por primera vez como te subías sobre ella y le metías todo eso por detrás. Hoy vi como lo hacemos nosotros y es casi igual. Lo que pasa que uno hace de macho, como tú, y el otro de hembra como Brisa. Y yo quiero ser una hembra para nuestro amo. A todos os contaba como me dolían los huevos y la verga al no poder ponerse tiesa y dura por estar encerrada. Y mucho más cuando pensaba en vosotros y soñaba en que él me agarraba por detrás, como ahora, y me taladraba hasta meter su polla por el único agujero que tengo detrás. Os leía muchas cosas en los libros que me daba y de ellas aprendí que lo único que deseo es servirle y amarlo con toda mi alma... Y ser suyo para siempre aunque me duela y me rompa el cuerpo al clavarse en mí. Sólo me metió un dedo y me corrí. Y luego me acarició el agujero con la lengua y no pude evitar volver a soltar leche por el capullo. Pero no se enfadó ni me pegó como otras veces lo hizo aquí mismo ante vosotros. Y de sobra sabéis que siempre fue porque lo merecía y que yo lo agradecía porque podía sentir sus muslos y su pene pegado al mío. Y me excitaba mucho ya que siempre me azotó sin tener la jaula puesta en la polla y nunca le manche los pantalones, porque hacía esfuerzos para que sólo saliese babilla. Pero esta tarde, al meterme el dedo si le pringué las piernas y le ensucié las botas, que aún tienen restos de mi semen ya seco... Pero si me deja se las lustraré con mi lengua, porque el no puede ir sucio por culpa de un esclavo”.

El muchacho se inclinó hacia delante ofreciendo el culo al dueño y continuó: “Los libros enseñan mucho y te hacen pensar. Y el amo dice que sólo soy un potrillo. Y, sin embargo, ya hace más de un año que siento como un caballo ya hecho y capaz de que me monte. Porque ya os conté que después de cada zurra y ordeñarme, el ardor en las nalgas me recordaba el bulto de su verga bajo los pantalones, pegada a la mía, y volvía a dolerme muy fuerte ahí abajo. En las bolas y en el capullo que no podía levantarse, pero se hinchaba contra la jaula. Y yo quería que volviese a pegarme y tumbarme sobre sus rodillas para sentir su polla en la mía otra vez”.

José besó al crío tras la orejas y musitó: “Mi pequeño potro, has tenido que aguantar una prueba muy dura par tu edad. Pero ya se acabó tu forzada castidad y tu polla estará erguida a todas horas y tendrás mi verga y mi leche cada vez que me la pongas tan dura como ahora. Y creo que eso va a ser muy frecuente, porque el tacto de tus nalgas me vuelven loco. Y seguiré azotándote el culo, pero, en lugar de ordeñarte, te follaré después, excitándome más con el calor de tu carne colorada”

El potrillo volvió la cabeza hacia atrás y prosiguió mirando al amo: “Sus besos son calientes y al mismo tiempo refrescan mi calentura. Su voz me llega como un soplo ardiente y en lugar de quemar mis oídos me calma y me serena el ansia que me come el estómago. Mi amo es fuerte y sabe acariciar como si una pluma se deslizase por mi piel. Y cuando me aprieta contra él me deshago de gusto lo mismo que cuando me zurra en el culo”.

El amo se agachó tras el chaval y éste añadió mirando de frente a Siroco: “Ahora sus dedos soban mis ancas y buscan mi agujero... Y yo me abro de patas, como hizo antes Ivan, para que pueda tocarlo mejor y vuelva a meterlos en el ojo del culo. Esta vez no me quejaré ni saldrá un sólo grito de mi boca... Hum... Esta vez, ya los tengo dentro y me gusta... Primero fue uno y... ya tengo dos que se mueven y entran y salen, tocándome algo ahí dentro que me hace temblar y me estremece de placer... Ahh... Pero no me saldrá la leche porque tiene que entrar él y follarme hasta que me deje lleno como Raúl a Ivan y nos agitemos y él jadee y yo gima y temblemos los dos al mismo tiempo, corriéndonos juntos como hicieron los dos esclavos... Siroco deja que te abrace porque la lengua del amo me hace volar y no sé si podré aguantarlo mucho tiempo más”.

José se incorporó y le habló muy quedo al chico: “Me pones muy caliente oliéndote y rozándome contra tu cuerpo y aunque no quiero hacerte daño, voy a desflorarte ya, aquí mismo, junto a estos animales a los que has peinado con tanto cariño. Y si sientes dolor, agárrate fuerte al cuello del semental y piensa que todo esto es para que puedas servirme como yo deseo. Sí, Jar... Y cuando me sientas dentro, reclínate sobre mi pecho y deja que te lleve a la cima del mundo para alcanzar las estrellas clavado en ti ”.

El muchacho ardía en su propia pasión y sólo hizo una mueca al notar que algo grande forzaba su ano entrándole despacio en el cuerpo.
Sin darle tiempo a recuperarse de la sensación, el amo se la sacó y sus dedos pringaron el ojete del chico con más saliva y rápidamente le beso la boca y empujó más fuerte metiéndole la verga hasta el fondo.


Jar sólo se daba cuenta que la lengua de su amo y la suya estaban pegadas dentro de su boca e instintivamente se abrió dilatando el esfínter y todo el cacho de carne endurecida y palpitante de su dueño se encastró en su carne, sintiendo como dos grandes cojones le golpeaban el culo.
Y les dijo a sus amigos los caballos cuando pudo volver a respirar y le dejó libre la boca su amo: “Ya... Ya está dentro de mí... Brisa es enorme... No tanto como la de Siroco, pero es muy grande y muy gorda... Me siento lleno y noto que casi me llega hasta el ombligo... Y sólo me dolió al entrar!... Ahora me gusta y me da como escalofríos cuando empuja el amo y la mete cada vez más dentro de mi culo... Es igual que como tú me decías, Brisa... Igual y no quiero que pare ni termine nunca... Ahhhh... Quiero estar clavado en mi amo para siempre... Ahh... Amo... Ahh”.

Jar, agarrado al cuello del caballo y reclinado sobre el amo, cerraba los ojos y hundía los dedos en las crines de Siroco intentando no disfrutar con tanta intensidad el placer que le subía desde el recto hasta las sienes e impulsaba su semen hacia el orificio de la uretra, porque no podía retener el orgasmo que crecía en su vientre alcanzando cada terminación nerviosa de su organismo.
El amo gozaba como un potente semental sobre una joven potranca en celo y madura para preñarla, sin darle resuello ni descanso a su verga, que no paraba de bombear dentro de las tripas del chico como el émbolo de una máquina, acelerando sin parar el ritmo de la tracción.

Y se produjo la eclosión de su capullo colmando de esperma el vientre del chaval, que ya se había corrido unos minutos antes que su amo, pero le seguía latiendo y babeando la polla, apuntando hacia el cielo todavía.
El potrillo fue el capricho de un jeque y ahora ya era otro joven puto para deleitar a su amo.
Pero para su fortuna no sería un esclavo más que engrosaría la cuadra del amo después de haberlo catado y probado.
Jar pasaría a ser uno de sus esclavos exclusivos.
El tercero que tendría el privilegio de ser usado en la cama de su señor y hasta dormir muchas veces en su compañía.
Tendría el regalo de coger el sueño calentando en su recto la verga de su dueño y, con frecuencia, recibiría un polvo en medio de la noche que lo despertaría gozando el placer de ser usado por su señor, para poder descansar mejor al aliviar la carga de sus cojones dentro de su cuerpo.

Posiblemente Dani lo llevaría mal y no lograría disimular su disgusto, pero terminaría admitiendo al chaval y tendría que quererlo como su propio amo si quería complacerlo y no provocar su ira y recibir un duro castigo.
La generosidad y paciencia de José siempre tenía un límite y Dani lo sabía mejor que nadie.
Con Raúl no habría ningún problema, puesto que desde el principio le gustó el chaval y su culo tiraba de su parte de macho.
Raúl estaba convencido que no tenía que esperar mucho para que su amo lo follase al mismo tiempo que él le daba por el culo al potrillo. Y eso tenía que ser la hostia!
Casi igual que cuando se la metía a Dani montado por su dueño y con su verga empotrada en el culo para marcarle la pauta de la follada.
Las cachas de Jar eran pura tentación libidinosa para cualquier macho que sabe como cubrir a un joven fogoso y con ganas de sexo y polla.

Y el amo le preguntó al chico: “Te duele?”
Y Jar respondió: “Ya no, mi amo... Pero aunque me doliese mucho, me siento feliz con todo eso dentro. Y si tú lo quieres, házmelo otra vez antes de irte”.
José apretó el cuerpo del crío con los brazos, como si lo abrazase un gran oso, pero sin estrujarlo ni romperle los huesos, y con sus mejillas obligó a que el chico le diese la boca para morrear sus labios, comiéndolos a besos.

Jar era un bocado demasiado exquisito para no repetir otra vez.
Uno de esos manjares que cuanto más comes más te apetece y te da la impresión que te ha creado adicción a su sabor y textura en el paladar.

El amo se rió y le dijo al muchacho: “Tiene que recuperarse porque me la dejaste desinflada y con los huevos vacíos. Ya veo que la tuya no se cansa y sigue tiesa como un palo, pero no me iré sin ti, puesto que ahora estarás siempre con Dani y Raúl si no estás conmigo a solas. Y en cualquier caso nunca te dejaré muy lejos de mí. Ya eres el tercero de mi harén privado y ahora descansaremos un rato, pero antes de irnos te enseñaré en toda su plenitud lo que te he metido por el culo. Luego me la chuparás y te la volveré a meter para joderte otra vez y llevarte a casa con la barriga repleta de leche. Porque hoy no la expulsarás y la tendrás dentro hasta mañana. Quiero fecundarte con mi esperma y tienes que mantenerlo dentro de ti el mayor tiempo posible. Así que no podrás ni cagar ni cascarte un simple pedo por si te sale mi leche por el ojete. Supongo que tendrás la barriga incómoda con la que te metí, pero vas a soportar esa sensación y los retortijones que notes cuando te vuelva a llenar dentro de poco tiempo... Eres muy valiente y has puesto el culo como un verdadero macho”.

Jar sonrió satisfecho y empezó a imaginarse la maravillosa vida que tendría junto a su amo desde ese momento, dándole todo el placer que él quisiera tomarse usándolo como le pareciese mejor.

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