6/04/2012

Capítulo 9 / La capital


Raúl ya había descubierto el filón que tenía con su esclavo para darle ganancias y no se cortó a la hora de buscar un alojamiento adecuado para pasar esos día de relajo antes de volver a vestir el uniforme militar.
Era mejor alojarse en un hotel para gays, ya que tendría menos problemas para meter en la habitación a cualquier cliente que no dispusiese de sito para follarse a Dani.
Eso le daba mucha más autonomía y aumentaba considerablemente sus expectativas de negocio.
Ahora sólo tenía que buscar un lugar adecuado para enseñar a su puta y establecer los contactos necesarios para embolsarse un dinero fácil, que le permitiría una desahogada estancia en al ciudad y darse más de un capricho a costa de las babas de la boca y del sudor del culo de su esclavo.

Pero lo primero era darle un repaso a Dani, nada más entrar en la habitación del hotel, porque estaba hasta los cojones del tren y le salía de los mismos joderse a su zorra sin más tardanza.

Sin deshacer los petates, el amo le dio un capón al esclavo y le arrancó la ropa a tirones, dejándolo como había venido al mundo, pero algo más magullado y no traumatizado, puesto que a Dani, cada segundo que pasaba con su amo, le iba más la marcha y los malos tratos que ese chulo le dispensaba.
Realmente eso le hacía sentirse como una verdadera puta chuleada por un macarra, pero tan sólo oír la voz de su dueño su polla se empinaba y en dos segundos ya había mojado los calzoncillos por delante y por detrás.


Podrá parecer increíble, pero Dani sentía orgasmos por el pito y por el culo con sólo imaginar que su amo lo agarraba y después de calentarle el cuerpo a hostias bien dadas, lo follaba como un bruto animal, sin medirse ni preocuparse en el daño que podría causarle.

La mayor parte de la veces en que Raúl le daba por el culo, a Dani ya no le quedaba semen que soltar por la polla, ya que se corría por detrás lubricando constantemente el pene de su amo durante la follada.
Y eso era un ventaja para el chico, puesto que Raúl no le permitía que se vaciase ni sintiese placer físico, no fuese que estropease su buen hacer con un cliente potencial.

Raúl observó el cuerpo de su esclavo y le ordenó que diese vueltas lentamente, como en un exhibidor en el que se muestran los bombones o los pasteles en las confiterías, y se sentó en la cama, fumando y sin articular ni una puta palabra.
Así permaneció unos minutos, mirando a Dani girar sobre si mismo, y simplemente le hizo una señal con un dedo para que se aproximase.
El chico se acercó con algo de miedo al no saber que debía esperar de su dueño, y éste le dijo: “Ponte de rodillas, cerda... sácame la polla de la bragueta... Con cuidado, estúpido! Así... Ahora lámela de abajo arriba y me chupas los huevos también... Eso es... Joder! Eres el mejor mamón de este país. No me extraña que tu capitán quisiese joderte a todas horas...Lo que se ha perdido el muy cabrón! Bueno, mejor dicho lo que le he birlado al muy hijo de puta. Porque ahora eres mía, zorra... Mi esclavo y me vas a hacer rico con esa boca y ese culo que te lo voy a romper dentro de unos minutos. Qué suerte tuve eligiéndote como compañero de tienda en el campamento...Vamos... Mama un rato el capullo solamente... Eso es.... Tengo que enseñarte a darle gusto a los tíos para sacarte más dinero como puta... Me han hablado de un bar de chulos, al que van tíos de pasta buscando carne fresca, y puede ser un buen sitio para ganar dinero. Así que mientras yo ceno en algún buen restaurante por allí cerca, tú vas moviendo el culo por el bar y echándole el ojo a algún gachó con pinta de rico. Luego, cuando yo vaya, ya hablaré con el fulano de pasta, según lo que quiera hacerte. Y nada de hacer alguna cosa allí con nadie, porque te forro a hostias y te descalabro con dos punterazos en los riñones... Nunca te olvides que eres mío. Mi puta. Y si otro te toca un pelo sin pagar y sin que yo lo sepa, te mato a leches... Chupa y no me mires, joder! Serás puta!. Maricón. Si con esos ojos hasta pareces una tía enamorada de mi. No me mires, Hostia!”
 Y le propinó una leche en la cara que se la torció para la izquierda.
Sacó un cinto de cuero del petate y le gritó otra vez: “Ponte de pie... Echate sobre mis rodillas... Así, hostias! con el culo en pompa que te lo voy a dejar caliente para un par de horas, por marica”.

Raúl se enrolló el cinturón del uniforme en la mano derecha, dejando una lengüeta de unos centímetros de largo, y le atizó al esclavo en el culo tantos azotes como pavos le pagara el cliente por darle por el culo.
Y también en dos tandas, ya que habían sido dos polvos de cien machacantes cada uno.
Su follada en el intermedio no se la cobró a Dani, pero le arreó otra paliza con la verga clavada en el culo al mismo ritmo que se lo follaba.
Raúl rayaba la perversión con su esclavo, pero jamás había segregado tanto esperma como en el tiempo que llevaba usando a Dani.
El chico lo tenía permanentemente encelado y con dolor de huevos si no se los vaciaba más de dos veces al día.
Desde que salieron del campamento su polla estaba en erección casi continua y, aunque no se lo confesase ni a sí mismo, ya ni pensaba ni se escudaba en coños ni tetas al metérsela a su esclavo.
Le miraba el culo y el cuerpo tan bien formado y rematado por delante por dos huevitos pequeños y un pito que al ponerse duro crecía más de lo imaginable al verlo arrugado y dormido.
Se fijaba en la espalda del chico, que se estrechaba en al cintura y formaba unas caderas que lo ponían burro al agarrarlas para atraerlo hacia su cuerpo, pegándose como una lapa a Dani al sentir que su semen salía por su uretra y fecundada a ese crío, que usaba como a la puta más despreciable de un lupanar para estibadores y marineros de la peor estofa.

La ceguera de Raúl había dejado el culo de su esclavo amoratado y marcado por el cuero y quedaba poco tiempo para que la piel recuperase su bonito color original, que lógicamente sería mucho más atractivo para los clientes.



El amo tumbó al chico en la cama con el culo para arriba y lo untó de pomada para reabsorber los moratones y bajar el tono lívido de las nalgas del chaval.
Dani hasta hubiese preferido otra paliza si eso le evitaba hacer de puta y que su amo vendiese otra vez su cuerpo, pero eso no era asunto suyo ni debía pensarlo siquiera. Raúl tenía derecho a su cuerpo y a obtener la satisfacción que desease, fuese física, mental o crematística.
Y él solamente era un objeto, propiedad de su amo, y sin voluntad ni cerebro para desear o pensar por su cuenta.
Y mucho menos para cuestionar las decisiones de su dueño.
Aunque querer, sí quería.
Quería a Raúl y también quería ser suyo sin esperar que su amo lo quisiese también a él.

Ante el miedo de ver peligrar su negocio, Raúl le aplicó a Dani hasta fomentos calientes en el culo y lo embadurnó de crema hidratante para restablecer la preciosa redondez y el suave tacto de sus posaderas.
Eso sí. Echándole la culpa al crío porque había sido él quien lo había cabreado con su mirada de puta marica, hasta sacarlo de quicio.
Y naturalmente no pudo por menos que darle la tunda que merecía por zorra.
Pero como antes de salir a ganar los cuartos no estuviese en condiciones de encandilar a los clientes, llevaba otra paliza aún peor que la anterior.
Así aprendería para siempre a no enfadar a su amo con mariconadas que no venían a cuento.
El era un macho y no un sarasa como su esclavo.
O le quedaba eso muy claro a Dani, o su amo se lo metería en el coco a golpes.
 Pero como el rubor y el malva aún no habían desaparecido del culo de Dani, Raúl se fue a cenar solo y dejó al esclavo en el hotel, sin comer y con las nalgas a remojo en agua con sal, para ver si con un par de horas más, la carne se le ponía más aceptable para el comercio del sexo.

Cuando regresó Raúl, el chico tenía las marcas del borde del bidé en el trasero, pero el color se había recuperado lo suficiente como para poder ir a ganar la vida para su amo. Y sin más, Raúl le ordenó que se metiese en la ducha, descolgó la alcachofa para desatornillarla de la manguera de goma y le metió la punta del tubo por el ano, abriendo el agua a media presión.
El vientre del chico se hincho, lleno de agua y después de darle friegas en la barriga lo sentó en el retrete para evacuar. Raúl también sabía como preparar a su puta para dar un servicio esmerado a los clientes.

 
Luego los dos se metieron juntos en la ducha y se lavaron mutuamente todo el cuerpo. Pero el amo no pudo resistirse sin darle un puntazo al esclavo al agacharse a recoger el jabón que se la había caído de las manos a su dueño.
Le dijo que echase fuera el semen que le había dejado en la tripa, aunque si quedaba algo tampoco importaba, ya que los clientes lo follarían con condón y no notarían que ya llevaba algo de leche dentro.

Terminadas la abluciones y perfumados un poco, se vistieron con vaqueros ajustados y los de Dani algo rotos en el trasero, unas camisetas, marcando pecho en el caso de Raúl, zapas, y a la calle a hacer la noche a un bar de chulos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario