6/19/2012

Capítulo 14 / El polvo


Dani se sorprendió al oír el ruido de la puerta de la casa y no ver a su amo entrar en el dormitorio para soltarlo.
Esperó agitado y al rato su dueño apareció totalmente desnudo y con dos bolsas de viaje en las manos.
Y le dijo: “Dani, hay que dejar listo el equipaje antes de dormir y así nada más despertarnos saldremos en coche para que te presentes en tu nuevo destino.
Tengo las órdenes que te han dado y que guardaba tu colega y vamos a ir para que no te empurren por desertor.
Una vez allí arreglaré tu situación para que sigas a mi servicio.
He traído ropa interior y alguna cosa más, puesto que no vas a andar por ahí desnudo. Está dentro de esta bolsa. Pruébatela”.

Y José puso una de las bolsas encima de la cama y de su interior sacó varios calzoncillos de diferentes tipos y colores para ver cuales le quedaban mejor a su esclavo.
El chico seguía atado, pero se puso en pie y se dispuso a ir probándose los slips, pero el amo le dijo: “Espera. Primero voy a liberarte del collar”.
Dani se pasó la mano por el cuello acariciando la sensación de libertad y se sentó en al cama para ver lo que su dueño le había traído.
El amo veía la alegría del chico y la incredulidad que traslucían sus ojos ante el despliegue de ropa interior esparcida sobre la cama y Dani se tumbó de espaldas sin poder reaccionar por la generosidad de su amo.

 José tuvo que decirle que quería ver lo bien que le quedaban los calzoncillos y cual de ellos le hacía mejor culo.


Porque le gustaba ver a su esclavo atractivo y le ponía cachondo sobarle las nalgas sobre la tela y luego bajarlos despacio dejando ver la raja del culo y meter la mano entre las cachas para tocarle el ojete.

Dani se fue poniendo los slips que su dueño le indicaba y se paseaba por la habitación luciendo el modelo, esperando la aprobación positiva o negativa de su dueño respecto a si le hacía o no buen culo.
Al ponerse el quinto, José le dijo que se acercase y dándole la vuelta lo colocó de espaldas para palparle los glúteos y meterle los dedos por las perneras hasta llegar al ojete.

Le introdujo un dedo y hurgó un poco dentro y sin sacárselo le bajó los calzoncillos con la otra mano.
El chico no se movía atento a los tocamientos de su amo y éste le besó las nalgas y con la lengua se fue adentrando hasta llegar donde ya esperaba su dedo.
Dani sentía el gusto húmedo de las caricias y notó como la lengua de su amo sustituía al otro intruso, metiendo la punta con ansia para penetrar más a fondo que el anterior ocupante del ano del chico.

Y José dijo: “Esto ya está a punto”.


El muchacho oyó el escupitajo que su amo lanzaba sobre la verga y su cuerpo fue atrapado por un brazo velludo de su dueño mientras que en el esfínter sentía la presión de algo duro y caliente que empujaba hacia dentro para entrar en él.

Por un momento Dani temió un puntazo de dolor, pero respiró hondo y procuró relajarse para aflojar los músculos y dejar el culo en posición para ser atacado.
Al fin había llegado el momento que esperaba con la inquietud del que aguarda algo inevitable pero no por ello menos deseado.

La potente verga de su amo enfilaba su agujero para invadirlo y tomarlo definitivamente para su placer absoluto.
Dani cerró los ojos mientras el convoy no llegó a su termino, tocando su ano con la intersección de dos bolas pletóricas de semen, y la maniobra principió con un vaivén lento y acompasado, que aceleraba sin pausa ni mermar la intensidad hasta convertirse en una desenfrenada agitación de ambos cuerpos unidos por un único vínculo de carne recia y contundente.

José, por fin se estaba follando a su esclavo y lo elevaba del suelo, izándolo con el impulso de los muslos en cada embate brutal que el chico recibía por detrás.
El muchacho se agarraba a los brazos de su amo y éste levantó uno para girar la cara del esclavo y poder juntar los labios con el primer beso de pasión que le daban a Dani en su vida.

Dani no sentía dolor alguno.
Era la primera vez que su culo no sufría y dentro notaba un gusto irresistible por el frotamiento de algo tan grande y duro que no paraba de moverse y rozarse con las paredes del recto del muchacho.
La próstata del chaval saltaba de alegría y todo su cuerpo se estremecía y el poco vello de sus piernas y brazos se erizaban como los pelos de un gato asustado.
Era como estar sentado en un caballito de feria que trotaba al son de una música que embotaba sus sentidos hasta casi perder el control de si mismo.

 El amo dio media vuelta y sin dejar de agitarlo con su nabo, lo apoyó en la cama hasta dejarlo a cuatro patas y al chico no le hizo falta que le dijera que se abriese de piernas y levantase bien el culo para clavársela entera y que su dueño viese como su émbolo entraba y salía por el ojete de Dani.

Cuando le apretaba a fondo, el esclavo notaba el cacho largo y macizo que lo ensartaba, asombrándose él mismo de que todo aquel miembro pudiese caber en su redondo y pequeño culo.
Pero la follada no tenía fin y el pito del chico ya no podía aguantar ni un minuto más sin dejar salir la leche que asomaba sin cesar por su uretra.
José le tocó el capullo a su esclavo y lo lubricó con el suero que le manaba por la punta y le dijo: “Estás cachondo, mi pequeño puto. Esperas que te preñe, verdad? Pues hoy sólo te daré un anticipo de lo que serán los polvos que te esperan. Así que voy a dejar que mis pelotas te llenen y de paso esto te servirá de lavativa por si te vuelvo a follar más tarde.

Y Dani sintió como chorros calientes colmaban su tripa, recordándole los enemas que se metía para servir a sus amos anteriores.
Pero no le habían dado permiso para satisfacerse él y el chico estaba congestionado por el esfuerzo en contener su huevos llenos.
El amo, viendo las mejillas de Dani coloradas y su frente llena de sudor, le dijo: “Ahora puedes correrte, antes de que te saque mi polla del culo. Suelta la leche en mi mano”.
Y Dani se vertió en la mano de su dueño como un grifo abierto a tope.
Y por primera vez experimentaba un placer que no le causaba dolor al mismo tiempo, aún a pesar que su amo le había dado por el culo con mucha más fuerza que el puto capitán y Raúl juntos.

Aquella noche el muchacho durmió sin separarse ni un milímetro del cuerpo de su dueño y el olor de su amo le pareció el mejor aroma de la tierra.
Ya se sentía propiedad de José, porque lo había poseído y enriquecido con el esperma que conservaba en su vientre como un tesoro.

El amo le permitió dejarlo dentro y no echarlo fuera de su cuerpo durante toda esa noche y al chico le dio el sueño acariciándose la barriga con la mano.
Estaba preñado de su amo y para no perder nada apretaba el culo hasta que sus músculos se relajaron en un sueño pacífico.

Todavía era temprano cuando José despertó al chico y le mandó ir la baño con él.
El amo dejó que mease primero el esclavo y vaciase el vientre también.
Y luego lo hizo él sacudiendo el final de la meada en la boca del muchacho que le chupó el capullo como si las gotas doradas fuesen néctar de dioses.
Y después de desayunar algo, se vistieron y cargaron sus bolsas para emprender el viaje al destino de Dani.

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