9/12/2012

Capítulo 39 / El amigo

 Había llegado la hora de comenzar a poner las cosas en orden y enderezar la vida de sus esclavos.
 Así que José gestionó la baja de Dani en el ejército y decidió que empezase estudios de informática al comenzar el curso, incluso de grado superior llegado el momento, puesto que estaba convencido de la valía del chaval, y mientras Raúl seguiría siendo militar un tiempo más y después ya pensaría su amo cual sería la mejor formación para que el chico le fuese más útil.
 Tenían un puente largo por delante, sin tener que ir al cuartel, y al amo se le ocurrió acercarse a la costa, a tomar el sol y bañarse, y lo mejor era pasar esos días en la casa de otro amigo, que había sido compañero suyo en el colegio y también era amo con un esclavo de su propiedad y una casa frente al mar y a dos pasos de la playa.

Antonio estaba encantado de albergar a su amigo y al bajar del coche José lo abrazó y el otro amo le ordenó a su esclavo Edu, que era un crío mulato tan joven como Dani y Raúl, que acompañase a los otros chicos al cuarto de invitados para dejar el equipaje del amo y que rápidamente bajasen al salón de la planta baja de la casa.

Al entrar los chicos en la amplia sala, los amos charlaban de cosas de sus años en el colegio y de los compañeros con los que se habían pajeado o incluso follado, pero al ver a sus esclavos, de pie y sin mover un músculo para no distraerlos ni molestarlos, sus dueños les dijeron que se acercasen y Antonio le mostró su propiedad a José, haciendo hincapié en el tono tostado de su piel y el culo respingón tan significativo de la mezcla de sangre africana del muchacho.

Le dijo que lo había traído de Brasil y que era ardiente como el sol y su sangre, como la cachaça de su tierra, llevaba el ritmo de la música por todo su cuerpo como si siempre estuviese bailando samba en el carnaval de Bahía.
José miró al chico con detenimiento y tuvo que reconocer que era muy guapo y tan fogoso que desnudo podría resultar irresistible.
Por lo que enseñaba, se apreciaba un cuerpo ágil y con musculatura de bailarín.
Antonio le aclaró que cuando lo trajo aún le faltaban un par de meses para cumplir dieciocho años, pero lo encontró callejeando y buscándose la vida como mejor podía y nada más verlo le gustó y se decidió a traérselo con él.

Llevaba con él un año y no se arrepentía en absoluto de haberlo aceptado como esclavo.
Era muy buen chico y cariñoso y respetuoso como si lo hubiesen criado desde que pequeño para servir en todo a un amo.
Y en el sexo no había palabras para describirlo.
Sólo probándolo era posible saber hasta que punto llegaba dando placer aquella criatura.
Antonio estaba convencido que ya naciera con el arte para ser follado dentro del culo, porque en cuanto le metía la polla lo trasportaba al mismísimo paraíso.

José no sólo veía al esclavo de su amigo, sino que también se fijaba en los suyos, atentos a lo que decía el amo del chaval.
Y especialmente se dio cuenta de las caras que ponían sus chicos en el instante que Antonio agarró la mano de José para que tocase el culo del mulato.

“Aprieta sin miedo... Pálpale las nalgas y verás que cosa más lasciva es el tacto de la carne de este precioso ejemplar... Qué te parece? A que es un muñeco para jugar con su culo hasta reventárselo?”, le dijo Antonio.
 Y José sólo soltó un monosílabo: “Sí”.
Pero luego añadió: “Los míos no están peor en cuanto a atractivo e incitación a la lujuria... Son dos cachorros que no me canso de usarlos y me acostumbré tanto a tenerlos siempre conmigo que ya no me hago sin ellos. Me sirven, hacen las labores de la casa, son mis asistentes en el cuartel y, además, el mejor par de zorras que he tenido nunca. Si fuese por ellos se la estaría clavando a todas horas. Son muy jóvenes y sus pelotas no paran de fabricar leche. Y o los ordeñas o te ponen todo perdido al andar babeándoles el pito por toda la casa... Y tampoco te voy a negar que nada más verlos se me pone dura y me crece. Y que si no me alivio las bolas se me pone un dolor que no lo soporto ni aguanto hasta que descargo en ellos... Mis necesidades sexuales siempre fueron grandes y por fortuna di con dos chavales que nunca se cansan de recibir verga por todas partes... son un par de viciosos, pero me mola que sean así y me tengan los huevos y el cipote tan bien cuidados”.

Antonio se fijó en los dos esclavos de José y admitió que al menos de aspecto no envidiaban en nada al suyo.
Y si además sudaban lascivia por los poros cuando el dueño los usaba como putas cachondas, se alegraba de la adquisición que había hecho su amigo con ellos.
Dani y Raúl cambiaron el gesto y la sonrisa volvió a sus labios al oír como se refería a ellos su dueño, pero miraban de soslayo al otro esclavo temerosos de que hechizase a José con sus enormes ojos negros, que abanicaba continuamente con unas largas y oscuras pestañas.
Les parecía como una pantera dispuesta a pegar el salto sobre su presa en cualquier momento y sin avisar ni siquiera con un ronroneo previo al ataque.
Aunque pronto pensaron que estando su amo cerca no se permitiría el lujo de intentar seducir al capitán.

Antonio no estaba nada mal y era atractivo, pero al lado de José dejaba mucho que desear, en opinión de sus dos esclavos. Y
 por si acaso se mantendrían en guardia por si el moreno se acercaba demasiado a José e intentaba atraerlo con alguna de sus tretas de zorra tropical.
No había puta suficientemente hábil como para engatusar a su amo, al menos estando ellos presentes.
Si a la muy perra no le bastaba una polla para saciarle el culo, que le diesen ajo y agua, que la de José seria para ellos si podían evitar que se antojase con Edu y el amo de éste se lo ofrecía en un gesto de hospitalidad.
Sabían que eso era una práctica extendida entre algunos amos que cedían a sus esclavos para agasajar a sus amigos, pero nunca habían visto que José lo aceptase ni mucho menos que los prestase a ellos para ser usados por otros como putas zorras.
A lo más que había llegado el capitán es a dejar que el general, que era su amante, viese como los follaba y, en el cuartel, sobase a Raúl y le chupase la polla.
Y realmente tampoco le importaba que el chico se lo follase o follase a otro esclavo a modo de espectáculo controlado por él.
Era un buen macho y lo cierto es que daba gusto verlo como usaba la polla partiendo un culo, además de lo bien que lo ponía él para que lo jodiese su amo.
Por donde rompió el asunto con el general y se desequilibró todo, fue porque el capitán no soportó más hacerlo del modo que quería su amante.
José quiso que fuese una relación compartida de otra manera y terminó deseando que también el general fuese otro de sus esclavos.
Y eso no lo había conseguido todavía.

Antonio había preparado una estupenda cena para su amigo y Edu preparó la mesa para los dos amos, ayudado por Dani y Raúl.
El mulato no comía en la mesa de su dueño y lo hacía en la cocina cuando su señor se lo permitía, una vez que le había servido y siempre que no le apeteciese al amo sobarlo y follarlo antes de dormir la siesta.

 La cena fue exquisita y regada con un buen vino que disparó los ánimos de ambos amos y les despertó la lujuria, si es que en algún momento la tenían dormida.
Por lo que, a la vista del cariz que tomaba la velada, los chicos se fueron haciendo a la idea de que esa noche no comerían otra cosa que no fuese polla, ya que estando ligeros de vientre y con el estómago vacío, prestarían mucho mejor servicio a sus respectivos dueños a la hora del postre.

Los esclavos ya habían atendido a la mesa desnudos, porque así lo sugirió Antonio, y mientras los dos señores comían, les tocaban el culo a los muchachos o jugaban con sus pollas y las pelotas, riéndose y brindando por lo primero que se les ocurría.

Hubo un momento algo tenso para Raúl porque el otro amo le agarró la verga, sopesándola, y dijo a su amigo: “Menudo carajo que tiene este puto! Te interesa cruzarlo con mi exótica zorra? Me encantaría ver como la monta con esta tranca!”

Se hizo un silencio y sin soltar el cipote del chico, Antonio continuó: “Me dejas que se la ponga dura?”
“Sí”, dijo José.
El otro amo acarició los huevos de Raúl con una mano y con la otra le amasó la polla, sin recatarse ni disimular para nada que aquel cacho de carne en forma de chorizo le estaba poniendo las feromonas en ebullición y su chorra se contenía malamente dentro de los pantalones.
El rubor de las mejillas de Raúl crecía al mismo ritmo que su verga aumentaba de tamaño y grosor con el magreo que le daba Antonio y pronto alcanzó el punto máximo de su esplendor, que dejó boquiabiertos al que lo masturbaba y a su esclavo.

A José le molestó en el fondo ver a su chico muerto de vergüenza por la forzada exhibición de su potencia viril, pero no intervino y dejó que su amigo se cebase toqueteando una carne que era suya y que su amigo no tenía derecho a catarla.
Pero le dijo al otro amo: “Además del calibre, da buena leche también. No tiene unos cojones demasiado grandes, pero fabrican semen en cantidad. A veces pienso que es un desperdicio no usarlo como macho, pero si le das la vuelta verás que pedazo de culo tiene ese chaval. Y dentro de sus culos es donde mi tranca está más a gusto... Porque no me negarás que el de este otro que tengo ahora a mi lado es una maravilla... Fíjate que textura tienen las nalgas! Y si te enseño su agujero te meas de gusto. Dóblate y separa las nalgas, Dani y enseña a mi amigo lo que guardas ahí para tu amo... Lo ves?  Meterla por este ojete es como entrar en un horno para esmaltar arcilla...Es la criatura más viciosa que he conocido jamás... Podría follarlo un regimiento entero y los haría gozar a todos sin desfallecer un instante ni cerrar las patas... Y sabe muy bien como debe estar preparado para que lo use su amo... Fíjate... Le metes un dedo entero dentro y sale más limpio de lo que entró.

 
Y si lo dudas acércate y huélelo... Todo él huele a sexo de la cabeza a los pies. Y también dentro del culo... No te importa que tome conmigo el postre sentado en mis rodillas, supongo?”

No... Creo que es una buena idea y mi esclavo también lo tomará clavado en mi polla”, respondió Antonio.
José se desabrochó la bragueta y sacó el trabuco cargado y apuntando al techo y sentó encima a Dani, calzándosela sin dejar nada fuera del chaval.
Antonio le dijo a Edu que se acercará para enhebrarlo también, pero José le sugirió: “No querías aparearlo con mi esclavo?  Pues ya que lo has puesto a tono ponle a a tu esclavo doblado sobre la mesa y que el mío se la endiñe y lo cubra como a una yegua. Está sano como está el tuyo y con un poco de suerte te lo deja preñado. Y luego, si quieres, rematas a tu esclavo follándotelo después que lo desmonte el mío. Pero creo que te lo dejará bien lleno de leche”.

Antonio puso a Edu encima de la mesa, abierto de patas y con el culo en pompa, y José le ordenó a Raúl que lo follase como si fuese Dani.
A tope y sin dejar que entrase el aire para que respirase el ano del mulato.
Raúl le metió un polvo de antología y efectivamente el culo del mulato rebosaba leche en cuanto el otro chico se la sacó.
Pero Antonio no remató a su esclavo porque ya se había corrido al ver como un espléndido garañón cubría a su puta.
José hizo que Dani secara sus pelotas y las suyas subiendo y bajando sin parar con la verga del amo dentro del culo.

Y una vez todos saciados y tranquilos, los amos tomaron café acompañado de una copa.
El resto de la noche fue tranquila y cada amo se dedicó a descansar, pero José prefirió tener cerca a sus dos esclavos y los metió en la cama con él para dormir juntos, tras un polvo a Raúl y antes de amanecer otra más a Dani.

Y por la mañana ya tomarían el sol en la playa y hasta se bañarían en el mar, antes de volver a casa de Antonio para follar de nuevo y continuar disfrutando esos días de descanso en la costa.

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