7/26/2012

Capítulo 25 / La cura


El pulso del amo y sus esclavos estaba alterado todavía, tras el enfrentamiento de José con el general, y el cuerpo de Raúl presentaba un estado lamentable debido a la paliza a base de zurriagazos que le dio su amo en casi todas las partes de su anatomía.
Daba la impresión que hasta en las orejas tenía marcas del látigo, pero la verdadera cura que todos necesitaban era en el alma por más que el pobre Raúl fuese una pura calamidad con más cardenales encima que la curia romana.
Sólo con el roce del aire veía las estrellas, pero su tremendo escozor y el dolor de sus miembros se adormecía al sentir el cuidado con que su amo intentaba paliar el sufrimiento que su furia le había causado.



Dani ayudaba en lo posible a José, dándole cuanto le pedía para curar a Raúl y aliviarle el dolor de las magulladuras y raspones que tanto la cuerda como las estriadas puntas del flagelo habían infligido a su preciosa piel, algo tostada del sol y del aire al andar a veces casi desnudo o sin nada encima, en cuanto su amo le permitía salir a la terraza de la casa para hacer ejercicio, o tumbarse, primero panza arriba y luego exhibiendo su portentoso trasero, para envidia de los pájaros y las nubes, si ese día el cielo no quería mostrarse a cuerpo limpio sobre la atractiva tersura de la piel de Raúl.
Y también en la de Dani, cuando también el amo le dejaba acompañar al otro esclavo, aunque siempre tenía que ponerse un protector, ya que su tono era mucho más claro y su tez más delicada.
Pero tan bonita y sugestiva como la de Raúl puesto que el fino vello en sus miembros, como una pelusa dorada, le daban un brillo y un aspecto sedoso que cualquier hombre se inquietaría al verlo, aunque sexualmente sólo le atrajesen las mujeres.

Raúl, tan fuerte y viril y proporcionadamente hermoso, podía considerarse que tendría que mantenerse siempre joven, renovándose eternamente como Adonis, y Dani era un efebo precioso y bello como el troyano Ganimedes, copero de los dioses y amante de Zeus.
El amo sería un dios guerrero, pero entendido al modo romano como el dios Marte, que también lo era de la fertilidad, y no tanto como vieron los griegos a Ares el brutal y violento dios de la guerra.

José apenas rozaba los verdugones de Raúl, pero el chico buscaba el tacto de su amo porque aún que el daño fuese grande, era mayor el placer de ser tocado por su amado dueño.

El muchacho abría los ojos y sólo veía la cara de José llena de ternura y preocupación por el bienestar de su esclavo.
Y el chico dejaba caer los párpados de nuevo y reprimía la sensación aguda e intensa que sus nervios transmitían a su cerebro, alertándole de la presencia de algo que aumentaba la sensibilidad de sus heridas.

Ninguno de los tres podría dormir fácilmente el resto de la noche y José y Dani se acostaron junto a Raúl en la cama del amo, sin acercarse a él demasiado pero mirándolo y vigilando los dos el menor gemido o mueca que denotase molestias o incomodidad para el herido.
Y Raúl se arrimó a su amo, pegándose a él, y procuró cobijarse entre los brazos del hombre que con su calor no le aliviaba el daño exterior pero sí le sanaba las otras heridas, peores que las externas y que estaban en el alma del muchacho.

Aquellos dos críos necesitaban cariño y amor a raudales y José quería dárselo sin regateos ni mezquindades impropias de un hombre de su naturaleza y reciedumbre moral.
Ya que sólo un hombre íntegro y justo puede ser un verdadero amo, respetado y amado por sus esclavos y adorado como su dios.
José sabía el dolor que iba a causarle a Raúl si lo abrazaba y apretaba contra su cuerpo y más aún si lo ponía de espaldas y se lo follaba sin miramiento alguno por sus lesiones.
Pero sopesó el dolor y el gozo y satisfacción del crío al sentirse penetrado y colmado con el semen de su amo y lo hizo.

Se la metió con cuidado pero lo folló con tan pasión y ganas que Dani beso la boca de Raúl por si la leche del amo le salía por ella.
Pero la que se derramó en la cama fue la de los dos esclavos.
Uno empalado por su dueño y el otro besándolo mientras se corrían juntos los tres.
Y el amo les dijo: “Ahora a dormir que mañana tenemos cosas que hacer... Dani, ven a este otro lado de la cama para que no quede Raúl en el medio... Estás bien, Raúl?”
 “Sí, amo. Ahora sí estoy bien y no tengo dolores por dentro”, contestó el chico tocándose el pecho y el vientre.
“Dame un beso en la boca antes de dormirte”, le dijo el amo y el chaval se acercó a sus labios y lo besó con la misma entrega que le había abierto el culo unos momentos antes para que se lo follara.
Luego recostó la cabeza en la almohada, junto a la de su dueño y se fue quedando dormido notando el aliento de José en la nuca.
Dani, al otro costado del amo, seguía despierto y también se pegó cuanto pudo al culo de José, hasta que éste se giró hacia él y le dijo muy bajo: “No puedes dormir?”
“No, amo”, respondió el chaval.
“No será que te falta lago?”, preguntó José.
“Sí, amo”, añadió el muchacho.
Y el amo lo abrazó y después de besarle la boca le dio la vuelta y le separó las nalgas para meterle la verga en la raja del culo a Dani.


Y le dijo: “Estate tranquilo y no te muevas. Y deja que ella sola encuentre el camino cuando esté a punto para entrar en tu cuerpo...Estando tan cerca de la entrada y calentita entre tus cachas, pronto se pondrá como un barrote de hierro y querrá sondearte el recto hasta llegar a la altura del ombligo. Y cuando notes la presión del capullo en tu agujero, tira el culo para atrás y tu mismo te clavarás en ella hasta el fondo. Y después deja que yo te de por el culo hasta que nos quedemos dormidos. Será una buena forma de acunarte para que te entre el sueño y duermas tranquilo hasta que salga el sol... No se como podría dormir por las noches si no tuviese a mi lado vuestros dos culos para aliviar la presión que se me pone en los cojones al veros desnudos y rozaros aunque sólo sea el dedo meñique de una mano... Ves, Dani. Olerte tras las orejas ya empieza a ponerla dura y no tardará mucho en penetrarte como una barrena... Pero no gimas ni hagas ruido que Raúl tienen que dormir y tenemos que cuidarlo mucho para que se ponga bien cuanto antes... Creo que ya está localizando tu ano el cabrón de mi glande y empuja para hundirse en ti, pero no le ayudes aún y deja que se lo curre. Que apriete bien y consiga abrirte el ojete a la fuerza y sin nada que lo ponga resbaladizo. Porque así lo sentiremos más tú y yo, aunque nos duela... Ya sabes que una vez dentro, tu culo se lubrica solo y el resto ya va de maravilla. Entra y sale, sale y entra como si la engrasasen con mantequilla soriana, que es una de las mejores que conozco. Sobre todo la salada, que siempre le da un punto más de gracia al asunto...Hummmmmm...Ya está dentro, mi pequeño esclavo... Me tira el pellejo una barbaridad, pero en un par de mete saca ya estarás muy cachondo y tu esfínter amoldado y te voy a hacer gozar como nunca... Pero aunque te de mi semen dentro de esta barriguita, tú no te vas a correr porque te quiero caliente como una brasa y con la polla tiesa hasta que me despierte y te la meta otra vez antes de que abras los ojos con la luz del día... Cómo te deseo, cabroncete! Y lo caliente que me pones, so zorra! Pues eso te lo va a hacer pagar mi polla ahora mismo”.

Dani obedeció a su amo y no se corrió por el pene, pero si lo hizo por el culo así como le entraba por el recto la leche de José.

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